Muchas veces son los pequeños grandes gestos los que tienen un impacto importante en la vida de las personas. Hoy quisimos traer este vídeo que rescata un momento potente que nos gustaría quede como ejemplo para otros partidos y otros deportes.
Los equipos Shabab Al Ordon y el Amman Club estaban jugando un partido en el marco del Campeonato Femenino de la Federación de fútbol de Asia Occidental. En medio de una jugada, a una de las jugadoras se le salió el hiyab, el pañuelo que le cubre la cabeza, que se le deslizó mientras corría tras la pelota. La muchacha sin dudarlo abandonó la marca y se agachó para sujetarse el velo.
Una de las rivales vio lo que estaba sucediendo e inmediatamente se acercó para protegerla con el cuerpo, cortando así la jugada. Por efecto contagio, el resto de las rivales más cercanas hizo lo mismo. Las jóvenes formaron una ronda alrededor de la deportista para que ésta terminara de acomodarse el hiyab, creando un espacio seguro para ella.
El hiyab o velo es una prenda con valor espiritual para las musulmanas, y la marca visible de su relación con el islam. Es por este último motivo que son blanco de discursos y acciones islamófobas. Además, muchas de ellas son “cuestionadas” constantemente por su uso: si es elegido, si es impuesto, el significado, etc…
Si queremos luchar contra la islamofobia, debemos naturalizar su uso y dejar de hacer que las mujeres con hiyab se sientan observadas, vigiladas e incomprendidas. Debemos entender que es parte de una identidad y que su uso no es una decisión que requiera justificación. Hacerlo desde el respeto, tal como lo han hecho las jugadoras del vídeo.
Esta muestra de solidaridad y respeto hacia las creencias de otra persona, pese a la rivalidad entre los equipos, recibió elogios de todo tipo y fue compartido en las redes como un ejemplo.
Y tú, ¿te animas a anotar un gol por el respeto?
Artículo elaborado por Soledad
que finaliza este mes sus prácticas
en la Asociación Marroquí para la
Integración de los Inmigrantes
