Desde que la palabra 'islamofobia' se ha puesto sobre la mesa, la incorrección política ha salido a defender su espacio en el debate, arrasando entre lo peorcito de cada casa. Desde las esferas más fascistas del entorno neoliberal, hasta las más neoliberales del entorno libertario, parece gracioso soltar ya no sólo el clásico “no soy islamófobo, pero…”, sino incluso el “soy islamófobo, ¿y qué?”.