Un día normal de camino a la universidad de Leiden donde estoy actualmente de estancia investigadora. Como gran parte de la humanidad para hacer ameno el trayecto, a veces, escucho música. Música que muy amablemente me ha pasado mi hermana pequeña, Saida. Música de todos los estilos y en todos los idiomas (español, árabe, francés, inglés y holandés).
En un momento del viaje empieza a sonar la canción de David Bisbal "Al-andalus" Sin apenas darme cuenta me empiezo a poner nerviosa buscando el móvil para cambiar de canción...
- Joder, joder... A ver qué se van a pensar estos.
Y Bisbal:
- Al-ándalus, Al-ándalus me vuelves loco!! Dame tu cielo pero poco a poco!!!
Y yo:
-Mierda... mierda que no se escuche a ver si alguien se va a pensar lo que no es, que yo no voy a conquistar nada... Puf ya, a ver pongo está...Puf ya...
Y el móvil:
- Booom, bommm! (sonido de pistolas) y uno preguntando en español y francés por la mercancia...
Y yo:
- La madre que me trajo!! Esta era de drogas o algo así... uff ya latif... A ver está…
Y el móvil:
- Viva Morroco!!
Y yo:
- Puf que está es la del mundial... quita, quita con la paliza que les dimos en el mundial que casi les ganamos...
Espera un momento, ¡¡si estoy en Holanda!! Holanda no jugó mundial... Espera que juega el jugador ese que, Ziyech, que dijo que, aunque era holandés iba a jugar con Marruecos... ¡¡Puf si es que tenía que haber nacido silla!!
Por más que me río de la situación no puedo dejar de pensar lo fuerte y lo triste que es.
Y es que olvidamos que el racismo y la islamofobia no solo nos expone a situaciones de discriminación, sino que también nos deja una huella psicológica tan fuerte que intentamos estar alerta a todo momento... No caer en equivocaciones o acciones que puedan ser mal interpretadas... No escuches la canción de Bisbal "Al-ándalus" si eres mora y llevas un pañuelo en la cabeza... aunque lleves auriculares alguien puede identificar la canción y caerte una mirada incómoda o un comentario peor...
Esto es solo un ejemplo, pero pienso en las miles de veces que he llevado la carpeta de la UAM para que se viese que soy universitaria porque una vez una mujer me paró para preguntarme si venía a la entrevista de trabajo para limpiar, o las veces que evitaba llevar un libro sobre islam en el tren para no levantar sospechas... Miles y miles de acciones que agotan, que avergüenza porque como le ocurrió al protagonista de la novela de Yasmina Khadra “Lo que el día debe a la noche”, de tanto tratar a los árabes como salvajes, brutos y sucios, me acabe viendo como un árabe salvaje, bruto y sucio.
Inspirado y relatado por Fatima Tahiri el 2 de noviembre de 2018.