Análisis publicados en el Observatorio de la islamofobia en los medios el 19 de febrero de 2018.
Reproducimos aquí dos artículos de La Razón que ejemplifican cómo narrativas machistas introducen el concepto “islam” en una noticia o un artículo de opinión cuyo tema central no guarda relación ninguna.
Ambos artículos ejemplifican una práctica que hemos denunciado muchas veces en el Observatorio: la redacción de artículos sexistas cuya finalidad parece ser confirmar que las personas musulmanas lo son.
ARTÍCULO I:
Lucas Haurie, La Razón, 10 de enero de 2018.
ANÁLISIS:
Esta tendencia parece ser la tónica de este autor.
1. La intención del texto parece ser en un principio la de poner en evidencia nada menos que el hecho de que las mujeres denuncien prácticas como el incesto, el matrimonio infantil o los abusos sexuales a través de la campaña #MeToo. El tono machista se perfila ya desde el titular y se mantiene hasta el final de un artículo que aborda un tema extremadamente serio que tiene que ver con la legalidad, los derechos humanos y más concretamente con los derechos de la infancia.
Los hechos que recoge el texto no son los que suelen ser atribuidos a países de mayoría musulmana, como cabría esperar de un artículo islamófobo o que introduce el islam en su contenido sin pretexto alguno, sino que se sitúan en Estados Unidos y Francia.
2. Veamos en qué momento el autor decide hacer mención del islam y por qué: “mientras en Francia, un centenar de intelectuales y artistas –todas mujeres, con la divina Catherine Deneuve a la cabeza– se han visto obligadas a publicar un manifiesto contra el puritanismo lampante, un genuino estupro moral, que allí se relaciona directamente con la penetración del Islam en la otrora libérrima república. De repente, retrocedemos tres cuartos de siglo en materia de libertades sexuales y lo que a Brigitte Bardot le parecía un divertido juego erotizante, lo toma Cristina Almeida como una agresión. (Huelga especificar quién de las dos merece más crédito y cabe el dicho baturro: «¡Sabrá el burro cuándo es día de fiesta!»”. En un párrafo así el periodista hace gala de su islamofobia, su machismo y el desprecio absoluto hacia una señora con una larga trayectoria profesional recurriendo a la mofa pública y pueril.
Haurie relaciona el islam en Francia con los presuntos comportamientos ilegales y punibles de los hombres denunciados a escala mundial a la vez que extranjeriza a millones de personas francesas o afincadas en Francia por su confesión religiosa.
Y habla de “penetración del islam” en una alusión implícita a la “inmigración”. Dentro de esa “penetración” parecen no contabilizarse ni inmigrantes cristianos ni ateos.
ARTÍCULO II
«Como mujeres no nos reconocemos en este feminismo»
Julio Valdeón, La Razón, el 11 de enero de 2018
ANÁLISIS
1. Tres horas después de la publicación del artículo anterior, el mismo medio publicó otro artículo similar, con el mismo tono cuestionador, sobre las denuncias de la campaña #MeToo en el que, como en el ejemplo anterior, se vuelve a introducir el islam en medio del texto: “No digamos ya de la tolerancia que generalmente exhiben ciertos sectores de la progresía intelectual hacia una religión, el Islam, que será muchas cosas, pero no, desde luego, baluarte de la liberación femenina.” Valdeón se queja de una tolerancia que no es capaz de ejercer antes de terminar la frase. Tampoco demuestra la supuesta incompatibilidad entre “liberación femenina” e islam como suele pasar en otros muchos textos islamófobos en los que se atribuye la legislación de los países más restrictivos de mayoría musulmana a toda una confesión religiosa, aunque tampoco aclara este punto.
Ante sus dudas sobre esa compatibilidad, sugerimos al autor que, si es de su interés, se informe sobre el feminismo islámico, que no es otra cosa que una vuelta a la esencia feminista del islam coránico y que se rebela contra los sistemas patriarcales.
Tanto el artículo de Haurie como el de Valdeón ponen en tela de juicio procedimientos cuyas vistas todavía no se han celebrado, estableciendo un juicio paralelo que culpabiliza a las víctimas como hemos visto recientemente en el caso del juicio de “la manada”. Entendemos que no se puede dudar de las demandantes como tampoco se puede dudar de los demandados hasta que existan sentencias judiciales condenatorias. Desde el observatorio denunciamos una y otra vez la omisión de esas presunciones de inocencia cuando se habla de “musulmanes”. Dado que los medios saben qué es la presunción de inocencia, les animamos a que la pongan en práctica desde sus titulares al referirse a este colectivo.
Para terminar, recomendamos nuevamente que la palabra islam vaya con minúsculas, como escribimos en minúsculas cristianismo, budismo, judaísmo y el nombre de todas las religiones. En ambos artículos solo se hace mención una vez de la palabra y en ambos casos con mayúscula.